¿Que nos depara el futuro en cuanto a innovación? ¿Cómo pueden nuevas y modernas técnicas productivas mejorar nuestras vidas?
Aunque el origen de la impresión 3D data de 1983 cuando Chuck Hull, innovó con la estereolitografía, no es hasta el año 2005 cuando nace la primera impresora 3D autorreplicable, domesticando la tecnología y haciéndola accesible para los ciudadanos.
El abanico de acción hoy en día de las impresoras 3D va desde la fabricación de consumibles, productos para la industria como platos, muebles, tejidos… hasta escalas de magnitud tal como la Arquitectura. Y con ello llega la revolución a la construcción.
Partiendo de un diseño digital en tres dimensiones, la información se convierte en algo denominado Código G, que a su vez será la base del modelo físico real. La impresora en el caso de la construcción, sustituye la tinta convencional por materiales como plástico, cemento, hormigón o cualquier material muy resistente que puede pasar de estado líquido a sólido. El material se licua o funde dentro de la impresora y luego, capa por capa, se va imprimiendo según el diseño del modelaje digital en 3D.
La arquitectura en 3D se ha puesto de moda en los últimos tiempos, especialmente en China. La empresa Winsun mostró hace ya unos meses sus casas impresas en 3D en tan solo un día: diez viviendas unifamiliares por el económico precio de 4.000 euros. Actualmente, esta compañía acaba de presentar una nueva construcción: el mayor edificio impreso en 3D de la historia. Se trata de una mansión de estilo neoclásico de 1.100 m², con todos los detalles incluidos y, lo mejor de todo, es una construcción comprometida con el medio ambiente.
El siguiente paso en un futuro próximo será la construcción de puentes y grandes superficies tales como Edificios de Oficinas. Importantes despachos, como el de Norman Foster, ya investiga con impresoras de hormigón de altas prestaciones.
Esta nueva técnica conllevará mejoras tales como ahorros de entre un 30 y un 60% de los materiales de construcción y rebajas en tiempos de producción y mano de obra, ideales para desarrollar proyectos de carácter social y solidario tales como hospitales de campaña para emergencias humanitarias.
El respeto por el medio ambiente y la ecosostenibilidad llegarán a un nuevo nivel con estos medios.
En cuanto al diseño, conseguiremos fabricar componentes estructurales complejos, paneles de revestimiento de curvas y elementos arquitectónicos que no pueden ser fabricados mediante procesos convencionales. El diseño de interiores ya no tendrá límites constructivos.
¿Estamos ante una verdadera revolución que cambiará los paradigmas de la producción o sólo es una moda pasajera?
REFERENTES / BIBLIOGRAFÍA:
Texto de Cristina Maiza y Marc Ferruz, del Postgrado en Diseño del Espacio de Trabajo 2015 de ELISAVA. Escuela Superior de Diseño e Ingeniería, Barcelona.